jueves, 20 de junio de 2013

La Argentina y el Imperialismo Británico


Título: La Argentina y el Imperialismo Británico
Auto: Rodolfo y Julio Irazusta
Año: 1934
N° de Páginas: 200
Editorial: Independencia

El mismo año en que moría Hipólito Yrigoyen, aislado e incomunicado, se firmaba en Londres el Pacto Roca – Runciman, que regulaba el comercio de carnes entre la Argentina y Gran Bretaña con importantes beneficios para este último, mientras que por el lado argentino los grupos invernadores eran los únicos privilegiados del acuerdo. Figuras vinculadas a la ganadería y perjudicados del escandaloso acuerdo como Lisandro de la Torre salieron a la denuncia pública.
También los Irazusta se veían perjudicados: siendo dueños del Frigorífico Gualeguaychú, se encontrarían en inferior condiciones por los beneficios otorgados a los frigoríficos extranjeros en el suscripto Pacto. En 1934 daría a la luz uno de los libros fundacionales del Revisionismo histórico argentino: La Argentina y el imperialismobritánico. Los eslabones de una cadena, 1806 –1933, escrito por Rodolfo y Julio Irazusta:
“La crisis mundial y las revoluciones que conmovieron a la Argentina en las décadas subsiguientes fueron mejor campo de cultivo para la influencia británica que todas las vicisitudes nacionales anteriores, excepto la que siguió a la disolución del gobierno central en 1820. Mientras la mayoría de los gobiernos civilizados, sin tener en cuenta su mayor o menor fuerza, enfrentaban las circunstancias con espíritu renovador, entre nosotros ocurrió al revés.
A la conservación del mercado tradicional para nuestras exportaciones, se sacrificó el desarrollo por medio del tratado Roca –Runciman, que prohibió al capital argentino perseguir fines de lucro privado en la industria elaborada de la ganadería, y prometió mayor benevolencia para los capitales británicos (Rodolfo y Julio Irazusta, La Argentina y el imperialismo británico)” .
El libro en cuestión fue producto de la crisis que acongojaba al país desde la segunda presidencia yrigoyenista, significando definitivamente el detonante que había provocado el mencionado acuerdo argentino –británico. El propio Irazusta confesaba que “hasta 1930 mi interés por la historia patria no había sobrepasado el que puede tener todo joven en trance de formarse una cultura y examinar o enjuiciar la realidad que lo circunda. Había acompañado a Ernesto Palacio, a Juan E. Carulla y a mi hermano Rodolfo Irazusta en una empresa política, lo que comportaba cierta presunción de conocer del pasado nacional, lo preciso para ubicarme en el presente y orientarme hacia el porvenir. Pero no había hecho de la historia un estudio especializado, como el que haría más tarde”.

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Pro Deo et Patria
Christus Rex et Maria Regina